El juego dura siete rondas. En cada ronda, los jugadores revelan varias cartas de misión, cada una de las cuales tiene un tipo de influencia asociado: coronas, cuervos o espadas. Cada noble juega cartas de influencia boca abajo para una o más misiones y coloca su Sello de Casa en la misión donde jugaron más cartas. Luego, cada misión se resuelve barajando las cartas de influencia allí y contando los éxitos y fracasos. Si una misión tiene éxito, se genera Orden; de lo contrario se genera caos. Los nobles obtienen recompensas (moneda, honor, poder) en función de si la misión con su Sello de Casa tuvo éxito o fracasó. El Rey puede jugar cartas de decreto durante el juego para otorgar favor a los nobles que parecen leales, o arrojar sospechas sobre presuntos conspiradores. Las tarjetas de decreto otorgan Orden si el Rey estaba en lo correcto y Caos si el Rey estaba equivocado. Al final del juego, si Orden supera el Caos, el Rey gana y cualquier leal que logre sus ambiciones personales gana. Si Caos tiene la ventaja, entonces todos los conspiradores que lograron sus ambiciones personales ganan.